TEMA DE REFLEXIÓN: PADRE HERNANDO ZULUAGA EN SESION DEL 6 DE MAYO DE 2021
Mensajero de reconciliación
Durante
tres días del comienzo de marzo de 2021 el Papa Francisco realizó la histórica visita
a Irak, tierra
de cultura milenaria conocida en la antigüedad como la
Mesopotamia -territorio fértil
entre dos ríos, el Tigris
y el Éufrates-. Es una zona
geoestratégica, rica en recursos petroleros y abundante actividad agrícola en
la región próxima a sus fuentes hídricas principales.
A comienzos de la década de los 90 del siglo pasado, hace 30 años
aproximadamente, Irak fue protagonista de la llamada Guerra del Golfo Pérsico
que tuvo como detonante la invasión a Kuwait. La respuesta de la coalición
norteamericana y británica fue impresionante a nivel militar, incorporando
última tecnología en sus ataques que alcanzaron a la capital, Bagdad.
Estos
hechos desencadenaron un conflicto más amplio que se inscribe en el contraste
de civilizaciones, por una parte la occidental -de tradición cristiana- y la
medio oriental -de origen islámico-. Por tanto, la intervención de Estados
Unidos y sus aliados fue interpretada como una influencia perversa contra el
mundo islámico en general y no tanto como la defensa de los intereses de la
nación kuwaití que habían sido vulnerados por los iraquíes.
Irak se convirtió en el escenario
de la irracionalidad de la guerra civil por la lucha
de bandos que buscaba el control del territorio después de la devastación
causada por los norteamericanos. Los derechos humanos
fueron olvidados y los
atentados terroristas se convirtieron en los hechos cotidianos de las noticias
internacionales. Ante tales circunstancias, las pequeñas minorías étnicas como
los cristianos de Mosul y Basora sufrieron los rigores del extremismo
fundamentalista.
El
culmen de la persecución y del riesgo se alcanzó con la fundación del mal
llamado “Estado Islámico” o Dáesh -hacia el 2014- que intentaba la creación de
un califato mundial de carácter yihadista. En ese contexto de aversión al mundo
occidental se declaró como objetivo militar al Papa y a la Ciudad del Vaticano.
Su promesa consistía en decapitar
al Sumo Pontífice
e instalar un nuevo tipo de
poder religioso en el mundo, caracterizado por la crueldad hacia quien se
opusiera a sus propósitos.
Luego
de algunos años, el macabro poder del Dáesh fue desarticulado pero las amenazas
contra el Papa seguían resonando en la memoria histórica mundial.
Afortunadamente, en el marco de la reactivación post-pandémica que vive el
mundo entero a comienzos del 2021, el Papa Francisco tuvo la inspiración de
visitar la tierra del ancestro común de judíos, árabes y cristianos.
El Papa Bergoglio decidió
viajar a Irak,
la tierra natal
de Abraham y proclamar el mensaje de paz, reconciliación y unidad desde el propio sitio en que se lanzaron
las amenazas de muerte contra él. Se trata de una lección de grandeza moral que
llena de esperanza al mundo tan marcado por las polarizaciones y la enemistad.
Este
gesto se enmarca en la nueva lógica de la geopolítica mundial que se inspira en
la cooperación y la solidaridad. Este acercamiento constructivo entre las
civilizaciones estaba anunciado desde hace algunos años y marca el derrotero de
las relaciones internacionales del tercer milenio. Así lo indicaron - en 2008-
Charles Kegley y Gregory Raimond en su libro “El desafío multipolar”:
“…
del temor puede surgir el comienzo de una nueva era en la que el antiguo patrón
de la rivalidad entre las grandes potencias y la guerra sea reemplazado por la
cooperación y la paz” (p. 246).
Es un motivo
de alegría -para los humanistas del mundo entero-
constatar como la fotografía
monumental del Papa Francisco iluminó la noche de la capital de Irak desde el
Bagdad Mall, con sus imponentes 33 pisos de altura. Se trata de un ícono a la unidad de los pueblos
y de las culturas, más allá de sus difere
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